lunes, 17 de octubre de 2011

¿Qué somos para nosotros mismos?


Homo homini lupus, o “el hombre es lobo para el hombre”, con está frase quiero empezar una entrada sobre una vivencia que he tenido este mismo fin de semana. 
Pues bien, el viernes me fui a mi pueblo, pensando en estudiar, en pasar un fin de semana tranquilo, en ver a mis padres, a mis amigos... pues esto duro poco, ya que pronto recibí la llamada de un par de amigos míos diciendo que si me quería ir a Jerez con ellos. En Jerez, conocemos una fundación que se dedica a acoger, curar y reinsertar a drogodependientes que vienen “rebotados” de otras asociaciones más grandes, más conocidas o con mayor publicidad, en otras palabras, esta fundación intenta tratar con personas que lo han intentado todo, que quieren de verdad salir de ese mundo y no saben donde acudir. Quiero decir que yo nunca había estado con la fundación más de una tarde, aunque mis amigos ya habían pasado varios fin de semanas con ellos, además cuando yo había estado con ellos, había sido fuera de su casa, de su ambiente, en un contexto totalmente diferente.
Antes de empezar a explicar como he relacionado este fin de semana con la didáctica, con la educación social y con el trabajo social, me gustaría explicar un poco como funciona el centro. Bien, podemos encontrar tres secciones, distribuidas en alas, que son, el ala de acogida, donde podemos encontrar a los drogodependientes que son de nuevo ingreso o de acogida, sirve para una adaptación al centro y a sus horarios, sus tareas... Digamos que en esta sección encontramos a las personas que no saben si van a seguir porque acaban de llegar, el ala de tratamiento, donde los internos ya se comprometen con el centro y empiezan a ser tratados con metadona y las consultas con los psicólogos y psiquiatras, y por último el ala de reinserción, donde, una vez que han salido del infierno de la droga física y psicológicamente, educadores sociales intentan proporcionarle a la persona una reinserción en la sociedad con pequeños trabajos, voluntariado...
He empezado este texto con una locución latina que dice homo homini lupus, porque es lo que me dijo un educador social, cuando pregunte por un paciente particular que me causaba cierta simpatía. Cuando pregunte que cómo le veía me dijo, el educador, esta locución y al ver mi cara, de qué me estás contando procedió a contarme que significaba. El hombre es lobo para el hombre, es decir, nuestro mayor enemigo podemos ser nosotros mismos, yo contesté a esto que uno no se mete en un mundo como es la droga por que quiera, sino que hacen falta una serie de circunstancias y él me contesto que yo le había preguntado por como estaba mi amigo y me dijo que en el momento donde estaba lo que necesitaba era encontrar el poder que le regalo a la droga cuando empezó su drogodependencia. Entonces empezó a darme una pequeña charla sobre el poder y lo equivocado que yo estaba sobre lo que era el poder. Me dijo que el poder con el que teníamos que tener más cuidado no era el poder de la información, ni el poder del dinero, ni el poder de la violencia, ni el poder de la paz, ni el poder de estar comunicados(donde me acorde del debate de las BB que se había planteado en el foro), era el poder que tiene sobre uno mismo, la voluntad. Decía que la voluntad podía hacerte el hombre más poderoso del mundo, el más bueno, el más desgraciado o el más malo, y decía que la asignatura pendiente de nuestro sistema educativo no estaba en las matemáticas sino en la educación de la voluntad. Y tenía toda la razón, para mi gusto. Él decía que la educación de la voluntad tenía que ser un proceso, con una serie de fases y que en el centro intentaban que los internos recuperasen las riendas de su voluntad y que aprendieran a controlarla cuando salieran de allí. Después de un rato discutiendo sobre la educación de la voluntad me dijo una frase que era de Séneca, contradiciendo lo que me había dicho anteriormente, dándome un poco de esperanza: “el hombre es algo sagrado para el hombre”, es decir, para educar la voluntad lo más importante era respetarse a uno mismo, exterior e interiormente. 
Todo ello, no paraba de recordarme a una escena de Taxi Driver, otra de mis películas de culto, donde Robert DeNiro, habla consigo mismo, y se pregunta con quien está hablando, como si fuera un descenso a la locura. En la película, Travis Bickle(interpretado por Robert DeNiro) baja al submundo de la ciudad debido a un trastorno del sueño, como si de un drogodependiente se autodestruye como persona cuando se mete en el mundo de la drogadicción. Ahora dejo el fragmento de la película donde se ve reflejada la locura de Bickle, para que reflexionemos un poco de las múltiples formas que existen de que seamos lobos con nosotros mismos. 



1 comentario:

  1. mmm, ya veo el tipo de cine que te gusta.
    Además de eso, una vez más buen trabajo. He disfrutado con tu experiencia e imagino que igual puede servirte para el trabajo en grupo.

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